Empujados por el viento,
partimos sin obedecer a razones
ni al corazón.
Volamos libres,
a ritmo de acelerador
por la ruta del oeste.
El viento susurra que
viajar es sentirse pionero,
disfrazarse de loco,
entregarse a lo desconocido
con la pasión de navegar sin rumbo
hacia un final incierto.
Disfrutamos del sueño Americano
con cada milla,
desde Chicago a Santa Mónica,
rotos en emociones,
sin ataduras.
Juntos patinamos en el Millenium Park…
Reímos desde la planta 103 del Willis Tower…
Nos fundimos en un abrazo frente al arco de St. Louis…
Y en Las Vegas apostamos todo al rojo
hasta saltar la banca en State Beach…
Así arrancó nuestra historia,
así vivimos por siempre libres, felices, apasionados.
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